Superar el miedo al ridículo

Cuantas cosas perdemos por miedo a perder… Paulo Coelho

  • Cuantas cosas perdemos por miedo a perder...

    Todos metemos la pata alguna vez, y estamos de acuerdo con que a casi nadie nos gusta hacerlo, pero si sucede… ¿acaso es el fin del mundo? Evidentemente no y la situación casi nunca es tan dramática como nos la pintamos con todo lo que nos decimos a nosotros mismos.

Todos metemos la pata alguna vez, y estamos de acuerdo con que a casi nadie nos gusta hacerlo, pero si sucede… ¿acaso es el fin del mundo? Evidentemente no y la situación casi nunca  es tan dramática como nos la pintamos con todo lo que nos decimos a nosotros mismos.

Normalmente la vergüenza y el miedo al ridículo están relacionados con baja autoestima e inseguridad, tememos que los demás nos juzguen, se rían de nosotros o nos critiquen. Ya sólo de pensarlo nos crea ansiedad y en ese momento,  entre arriesgarse a la acción o quedarse quieto, decidimos evitar el riesgo y así esquivar al ridículo.

Al comportarnos de esta manera dejamos de hacer cosas y perdemos la oportunidad de aprender, de conocer gente maravillosa, de compartir… en definitiva nos perdemos el disfrute de la vida.

Casi todos los miedos tienen detrás creencias irracionales, en este caso:

  • Debo ser perfecta/o
  • Tengo que estar a la altura
  •  No debo hacer el ridículo
  • Calladita/o estoy más guapa/o
  •   …

Estas y otras muchas nos limitan y nos cortan las alas de la creatividad, de la experiencia, del aprendizaje…

A veces nos tomamos la vida y a nosotros mismos demasiado en serio perdiéndonos preciosos momentos de disfrute. La mejor terapia para combatir tanta seriedad es aprender a reírse de uno mismo y olvidarnos de vivir pensando en los juicios que los demás pueden emitir sobre nuestra persona.

Soltando la vergüenza nos daremos cuenta de que, muchas veces, vale la pena el riesgo por los beneficios que podemos obtener.

Para superar el miedo al ridículo necesitarás saber cuáles son tus creencias, que hay detrás de ellas y cuáles son las necesidades reales que estás queriendo cubrir. A partir de ahí comenzarás poco a poco a librarte de la vergüenza hasta llegar a vivir tu vida desde la congruencia entre lo que haces, lo que realmente quieres y lo que sientes.