Te pillé

Sé que estás dentro de casa, te siento, te huelo. Mi perrita me ladra, yo no estoy tranquila, percibo que  algo no va bien, lo intuyo desde ayer.

He decidido realizar la presentación sobre «gestión del tiempo» que impartiré en un cole. ¡Qué paradoja!, en ocasiones ni yo misma sé organizar el mío.

Es por eso que ayer planifiqué todas las cosas que voy a hacer durante estos próximos quince días, ¡qué ilusión!, ahora sí que sí, no hay excusas.

Miro la hora, son las 12:30. ¿Qué he hecho desde que me he levantado? Escuchar las noticias mientras desayuno, mirar los cientos de whatsapps, ver redes sociales, buscar actividades y agendarlas, sacar a la perra, comprar, tomarte otro café…Y de las cosas que planifiqué ¿cuántas he realizado? Una o ninguna.

Siento agobio, atiendo a mis pensamientos: «pasa el tiempo, no lo aprovecho bien…». Escucho a mi cuerpo: dolor de cabeza, mi corazón acelerado. ¿Qué leches es esto? ¿Qué me está pasando?

Sé que estás aquí.

13:45 h. Que mañana más desaprovechada. No he aprendido nada nuevo, tampoco he realizado la presentación, ni siquiera he empezado. Al ritmo que voy pasarán los quince días y estaré como al principio. ¿Y quién soy yo para decirles a los demás como gestionar su tiempo?

Mi perra me vuelve a ladrar. Ahora mi corazón palpita más rápido. Decido afrontar la situación.

Sé que estás aquí, te siento.

Miro en la cocina y la atravieso hasta la galería, nada. Quizás en el baño, ¿y en el otro?, tampoco. Habitaciones, armarios, tal vez bajo la cama, ni rastro.

Vuelvo a la terraza, continúo mi relato. Siento el impulso de ver un vídeo, freno en seco. Miro la hora, 14.00. ¿Tengo la comida hecha? Darme cuenta de que no necesito cocinar me alivia, así dispongo de más tiempo para otras cosas.

Cojo la agenda, miro la lista de acciones con las que me he comprometido conmigo misma. Algo no va bien.

Sé que estás dentro de casa, te siento, te huelo.

Cierro los ojos, hago tres respiraciones profundas, conecto con mis pensamientos y emociones y me pregunto… ¿Qué te está impidiendo disfrutar de este momento que se te está dando? ¿No decías no tener tiempo para hacer todo lo que querías hacer? y ahora que lo tienes… ¿Qué te lo impide?… Me permito una pausa para que aflore la respuesta.

Abro los ojos y… de repente aparece ante mí, lo tengo delante, intento huir pero me agarra con fuerza, me resisto pero no puedo con él, es más fuerte que yo. Me abandono.

Y en este momento es cuando me doy cuenta, estaba todo el rato aquí, conmigo, pero no lo veía.

Y al no pelear me suelta, y es entonces cuando aparece la confianza que me dice: «Disfruta el momento, no te exijas. Esto es lo que necesitabas, parar, permitirte ser y estar contigo, escucharte. Él está aquí para protegerte y darle coherencia a tu presente pero realmente no pasa nada, todo está bien. No hacer nada también es una forma de hacer. Aprovecha este tiempo que se te está dando para aparcar la exigencia y vivir pausadamente. Te lo mereces»

Un suspiro de alivio sale por mi boca. Me pongo de pie, abrazo al miedo y le susurro…TE PILLÉ.

¿Cuantas veces decimos eso de…»es que no tengo tiempo ni de respirar» Y ahora que lo tenemos…¿qué nos está pasando? Aun habiendo ralentizado nuestro ritmo por fuerza mayor seguimos sin saber parar. Yo ya me lo he hecho ver y lo he pillado. ¿Y tú?

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