Pasado y futuro. ¡Un gran equipo!

Hoy he tenido un día largo y pesado; me siento cansada, abatida. Seguro que mi red neuronal ha estado maquinando algo, como siempre sin contar conmigo, y eso que les tengo dicho que no mantengan conversaciones a mis espaldas. Estas dos áreas de mi cerebro me llevan loca. ¿Qué estarán elucubrando esta vez…?

­­- Parece que se acaba de dar cuenta de que algo tramamos, espero que termine tomando nota de todo, para eso he estado planificando: cómo puede hacer las cosas a partir de ahora si quiere obtener resultados diferentes.

– Yo también he estado trabajando, buscando entre sus recuerdos aquellos momentos en los que tuvo éxito.

– ¡Eres muy pesada! Siempre viviendo en el pasado.

– ¿Será posible…? Pues tú bien que me consultas cuando necesitas rescatar algún dato de sus experiencias.

– Por supuesto, esa es tu función; la mía es organizar y mirar al futuro con ilusión. Ya la veo dando charlas delante de un montón de gente, con seguridad y aplomo.

– ¡Ya te vale! Me criticas que vivo de mis recuerdos y tú siempre pensando en lo que está por venir. Pues que sepas que he buscado en varios momentos de su infancia y he descubierto que las capacidades que necesita ya las lleva incorporadas desde entonces, atrevida y sociable, ¡como su padre!

– ¡Claro! Si es que quien tuvo retuvo, ahora sólo necesita darse cuenta, coger una dirección y… para adelante, que por algo es de Alicante.

Se dieron la espalda y comenzaron a caminar en sentidos opuestos. Abrían cada puerta que se encontraban a derecha e izquierda; la idea era buscar el mayor número de datos posibles para, posteriormente, seleccionar aquellos que les pudieran ser más útiles y conseguir finalmente hacer un buen trabajo.

– ¡Que desastre! A cual habitación más desordenada. Voy a tener que hacerme el ánimo de empezar a archivar los recuerdos por fechas.

Desde el otro extremo se escuchó:

– ¡Si necesitas ayuda ya sabes, soy experta en organizar!

– ¡Ven! Acabo de encontrar unas fotos de un festival de gimnasia en el que participó. Desde las gradas del polideportivo la observaban muchas personas, y se llevó la medalla de oro. Este dato la va a motivar.

– ¿Y qué hay de hablar en público? Busca por ahí a ver si encuentras algo.

– A ver, a ver… ¡aquí, aquí! En las navidades de 1980 cantó un villancico en el salón de actos del colegio, delante de un montón de padres y profesores

– Te he dicho hablar, no cantar, pero bueno, me vale igualmente. Si se expuso en una ocasión, lo puede volver a hacer tantas veces como quiera.

– ¡Mírala!, está sonriendo. Creo que acaba de tomar conciencia de todo lo que estamos hablando.

– Buena señal, eso quiere decir que se está motivando.

– ¡Choca esos cinco! Formamos un gran equipo.

«Nuestro cerebro representa un dos por ciento del peso total del cuerpo, sin embargo, consume más de un veinte por ciento de nuestra energía. Esto ocurre cuando nos quedamos con la mente en blanco: parece que no estamos pensando en nada,  sin embargo, dos áreas de nuestro cerebro se dedican a pensar por nosotros sin que nos demos cuenta de ello: son el hipocampo, que se encarga de gestionar nuestro pasado, y la corteza prefrontal, que trabaja haciendo planes de futuro. Ambas regiones se comunican entre sí y nos ayudan a predecir sucesos inesperados o novedosos.

Para algo nos habrá dotado la naturaleza de estas dos áreas. Utilicémoslas para darnos cuenta de qué es lo que nos motiva en la vida; busquemos entonces referencias del pasado que nos ayuden a pasar a la acción y… ¡a por ello!»

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